Dones
Con lo sucedido el día anterior, el Alfa no estaba dispuesto a correr riesgos dejando a Ana al cuidado de los niños, no hasta establecer lo que había sucedido. Pero no quería lastimar a Ana mostrándole desconfianza. Se dejaría la situación como un accidente, uno que no tenía mucha relevancia, al final de cuentas era un simple conejo. Las únicas personas que sabían un poco más eran la anciana Nerya y Ashven, personas de alta confianza para Dima.
***
La luz entraba como un rayo tímido por la ventana, estirándose sobre las mantas hasta tocar la punta de los dedos de Ana. Parpadeó, pesada, como si hubiera dormido de forma profunda y reconfortante, entonces notó a alguien sentado en la silla junto a su cama.
Charlotte.
La mujer tenía el mentón apoyado en el puño y los ojos entrecerrados, pero no dormía. Parecía estar en una de esas vigilias que nacen de la preocupación, no del deber. Cuando Ana movió un poco la cabeza, Charlotte enderezó la espalda.
-¿Despertaste? -Susurró, con una