Caminos y Dones II
Ashven no contestó enseguida. En cambio, extendió una mano hacia la vela que ardía en el centro de la mesa. Con un movimiento casi perezoso, atrapó la llama entre los dedos. El fuego danzó sobre su piel sin quemarlo la hizo pasar de la punta de su dedo índice al corazón, al anular y luego al meñique, casi parecía que la pequeña llama brincaba sobre sus dedos.
Ana lo miró fascinada con aquella llamita, borró su sonrisa al ver la cara de suficiencia de Ashven y cambió su rostro como si no fuera la gran cosa.
-Control de un elemento -Dijo Charlotte, rodando los ojos. -Y un ego inflamable.
-No exageres. -Cortó la broma al ver a las dos reírse de él.
-¿Es real? -Preguntó Ana con la llama aún bailando en la palma, como si fuera autómata, con vida propia.
Ashven acercó la pequeña llama a Ana, que retrocedió instintivamente. -Es fuego… podría prender tu cabello, solo para probar.
-No te atreverías.
-¿Seguro? -La sonrisa de él tenía algo de desafío y algo de diversión ge