Otro Día
Las probabilidades de que Ana sobreviviera eran pocas, pero la chica se había aferrado a la vida, eso creía la anciana, sino, no sabría como explicar que esa mañana al entrar a la sala de curación la encontrara sentada en la cama muy atenta a las plantas medicinales sobre la mesa a su lado.
-Oh vaya sorpresa. -La anciana se quitó el abrigo al entrar y arremangó las mangas de su camisa.
-¿Usted hizo esta mezcla? - Preguntó Ana ante la pasta verde que tenía ungida en el pecho, la voz le salió casi como un susurro. Carraspeó un poco, tratando de aclarar su garganta.
-No hagas eso, te lastimarás más. -La reprendió la anciana soltando un golpe en sus pies bajo las cobijas y pieles. -Sí eso es mío, pero no te diré los ingredientes, soy vieja, pero no tonta. pasear por toda la habitación moviendo cosas hasta que se acercó a su lado en la cama, colocó una mano en su frente midiendo la fiebre. La escuchó hacer un sonido aprobatorio y luego apoyó su oreja en el pecho.
-Oiga..
-S