Capítulo 7 – La lección de los asistentes.
POV: Camila
El desayuno fue un campo de batalla disfrazado de cordialidad. El comedor presidencial estaba inundado por la luz de la mañana, los ventanales abiertos dejaban entrar el olor a café recién molido y pan caliente. Pero nada de eso disimulaba la tensión que me rozaba la piel como un cuchillo afilado.
La mesa larga, con su mantel impecable, estaba ocupada por Carlos, su madre Marta, y la “ahijada” que había traído consigo: Elena. Una joven de unos veintitantos, cabello negro brillante, piel clara y sonrisa tímida. Demasiado tímida para ser auténtica.
—Carlos, hijo —dijo Marta, sirviéndole fruta como si aún fuera un niño—. Pensaba que Elena podría ayudarte en tus labores. Es organizada, discreta… Y le vendría bien un lugar estable.
La miré de reojo. Elena bajó la vista, fingiendo pudor, pero la manera en que acomodaba el cabello detrás de la oreja mientras lo miraba hablaba más de deseo que de modestia.
—No necesito otra asistente —dijo Carlos, cortante.
—Claro que sí, siempre