Capítulo 29.
Pov Carlos.
La campaña había comenzado, todo estaba marchando según lo planeado, los carteles llenaban las avenidas, la sensación de estar en guerra otra vez, me asfixiaba. No temía a mis rivales, sino a la mirada pública, esa jauría invisible que todo lo olfatea, todo lo juzga.
Pero esta vez había un cambio. Ya no estaba solo. Camila caminaba a mi lado, y eso lo alteraba todo.
Los primeros mítines fueron un choque directo a mis nervios. Yo estaba acostumbrado a ser el centro. El presidente, el hombre fuerte, la figura que llenaba el escenario. Pero ahora, apenas aparecíamos juntos, las cámaras giraban hacia ella. Los flashes buscaban su cara, sus gestos, sus palabras.
Y ella lo sabía.
No era la Camila de antes, la mujer apagada que bajaba la cabeza y se limitaba a sonreír en silencio. Esta Camila hablaba, miraba a la gente sin miedo, contestaba preguntas difíciles sin temblar. Tenía un tono que sonaba a certeza, una seguridad que yo mismo envidiaba.
El pueblo la adoraba. En cada plaz