Elin se levantó, guardó las pruebas en un cajón rápidamente, y abrió la puerta, ante ella apareció Henrik, que parecía todo, menos preocupado o emocionado, sus ojos la escudriñar de arriba a abajo, Ana estaba parada detrás de él.
—Abuelo —dijo Elin, bajando la mirada, en un falso gesto humilde.
—Ana me ha dicho algo muy preocupante —dijo Henrik —dice que te encuentras mal, que necesitas un médico, y que temes estar embarazada.
Elin tragó saliva, sintiendo cómo la boca se le secaba, la intensidad con que Henrik la miraba la ponía nerviosa.
—Yo… no estoy segura de nada, abuelo,solo son mareos, y mi ciclo, quizás es estrés —balbuceó, jugando la carta de la duda.
—Los mareos y el estrés no mandan a Ana corriendo a una farmacia lejana a comprar pruebas de embarazo —dijo Henrik, enseguida avanzó, volteando hacia los lados, como buscando algo —¿Dónde están?
Elin no entendió al momento, titubeó.
—¿Las pruebas, Elin? —preguntó Henrik.
Lentamente,Elin abrió el cajón de la cómoda y sacó los dos