Lía tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Estaba en la habitación hecha bolita sobre la cama.
Oliver tenía más de tres horas que se había marchado del apartamento y estaba pensando que no iba a regresar, con lo orgulloso que era, seguro y no regresaría por sus cosas.
Cuando se sintió deshidratada de tanto llorar, fue a la cocina por algo de agua. Entonces, mientras bebía de un vaso, tocaron a la puerta.
Estuvo a punto de escupir el agua y tuvo que toser al empezar a ahogarse. Se dio dos golpes en el pecho con la mano que no sostenía el vaso.
Corrió a abrir y se hizo un ocho al no saber con qué mano abrir la puerta, pues seguía sosteniendo el vaso. Estaba aturdida al saber que se trataba de Oliver.
El joven entró completamente incómodo al verla.
Lía se sintió aliviada al saber que, como él la necesitaba, no iba a i