Capítulo 5
—¿Dónde está Lucas? —preguntó Clara, tratando de no quebrarse.

Mariana soltó una risa condescendiente.

—¿No se supone que eres su esposa? ¿Y vienes a preguntarme a mí dónde anda tu esposo? O será que ya ni él quiere hablar contigo.

No levantó la voz, pero el veneno en su tono bastó para llamar la atención de todos.

Algunos empleados reconocieron a Clara de inmediato. Hubo quienes se sorprendieron, otros bajaron la vista, incómodos.

Hasta hacía poco, Lucas era visto como el esposo ideal. Un hombre enamorado, devoto.

Y ahora, su amante humillaba a su esposa frente a todos.

Varios sabían también que Mariana había sido una becaria apadrinada por Clara. Por eso, las miradas eran aún más difíciles de sostener.

—Si no sabes en qué anda Lucas, yo te cuento —añadió Mariana, con una dulzura falsa—. Está descansando. Estábamos juntos, pero me invitaron a salir de compras y lo dejé un rato.

Mientras hablaba, se acomodó el collar, dejando al descubierto unas marcas de besos en el pecho que apenas intentaba ocultar.

—Si no tienes nada urgente, mejor vete. Lucas no quiere verte. Y si algún día cambia de opinión, yo te aviso.

Las miradas la atravesaban como alfileres. Clara sintió un nudo subiéndole por la garganta.

Y entonces, no aguantó más. La cacheteó con fuerza.

El silencio fue absoluto por un segundo. Luego, los murmullos llenaron el vestíbulo.

Mariana se quedó congelada, la mirada clavada en el suelo. No dijo nada.

Pero al ver que alguien se acercaba entre la multitud, se dejó caer al piso y rompió a llorar:

—¡Clara! ¡Perdóname! ¡No te enojes con Lucas, fue mi culpa!

Clara se quedó helada. Estaba a punto de gritarle que dejara de fingir, cuando alguien empujó a los presentes y se acercó a toda prisa.

—¡Mariana!

—Lucas, yo...

Clara abrió la boca para explicar, pero él la empujó con brusquedad.

—¡Ya estuvo, Clara! ¡Esto es una oficina! ¿Nunca te cansas de armar escándalos? ¿Ahora qué, quieres que todos piensen que estás loca?

Clara cayó al piso con el empujón. Soltó un quejido de dolor, el rostro blanco como una sábana.

Lucas ni siquiera la volteó a ver. Corrió directo hacia Mariana, le sostuvo la cara con cuidado, lleno de preocupación.

—¿Te duele mucho?

—Sí... ¿me soplas tantito? Por favor —murmuró Mariana, con voz de niña.

Lucas le sopló con ternura, como si de verdad ella fuera la única que importaba.

—Te dije que no te acercaras a ella —le susurró, acariciándole el cabello.

Mariana se refugió en su pecho.

—No la culpes, Lucas. Fue mi error... Yo fui la que la provocó.

Sin decir más, Lucas la cargó entre los brazos.

Luego volteó hacia los empleados que seguían mirando, paralizados.

—¿Qué esperan? ¡A sus puestos!

Todos se dispersaron enseguida.

Entonces sus ojos se clavaron en Clara, que seguía tirada en el suelo.

Clara se encontró frente a esa mirada dura, tajante, totalmente ajena. Un escalofrío le recorrió la espalda.

Ese Lucas que alguna vez la miró con amor... ya no estaba ahí.

Pasaron unos segundos eternos. Luego él se acercó y la levantó bruscamente. Ni una pizca de compasión.

—Vamos a mi oficina.

Clara tropezó, casi se cayó otra vez. Intentó zafarse.

—No hace falta. Podemos hablar aquí.

Lucas apretó la mandíbula.

—Clara, no me hagas perder la paciencia. De verdad, me estás decepcionando... estás actuando como una loca.

—¿Una loca? —repitió Clara, con la voz rota, casi sin aire.

Soltó una risa amarga. Después, se le llenaron los ojos de lágrimas.

—Jamás pensé que serías tú quien me dijera algo así. ¿Te da vergüenza lo que está pasando? ¿Y todo lo que tú hiciste? ¿Eso no te dio vergüenza?

—¡Ya basta! —gritó Lucas, fuera de sí—. ¿Qué demonios quieres de mí para dejar de joder?

Clara sacó unos papeles del bolso. Los sostuvo con firmeza y se los puso frente a la cara.

—Quiero el divorcio.
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App