"Clara, perra asquerosa. Ya estás divorciada, ¿y todavía te haces la víctima? No creas que Lucas va a tener lástima por ti. ¡Eres basura que nadie quiere!"
"Si yo fuera tú, no volvería a mostrarle la cara jamás. Acepta que lo nuestro es real y lo tuyo ya fue. ¡Supéralo!"
Decenas de mensajes llenos de veneno. Insultos, humillaciones, burlas.
Y al final una secuencia de fotos que Lucas jamás hubiera querido ver.
Una tras otra, todas repugnantes.
Se le cortó la respiración. Las heridas que apenas comenzaban a cerrarse, se abrieron de nuevo con una violencia brutal.
Sentía el pecho apretado, como si algo dentro se retorciera sin descanso. La culpa lo estaba devorando.
Con los ojos inyectados de rabia y las sienes latiéndole, Lucas siguió leyendo... forzándose a no reventar ahí mismo.
Pero al llegar al final, ya no pudo más.
—¡Maldita seas! ¡Lo hiciste a propósito... la destruiste a propósito!
Todo encajaba ahora. Él creyó haber escondido bien su infidelidad. Pero fue Mariana, esa víbora.
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