Capítulo 34
¿De verdad vas a entregarla?
Temprano en la mañana, Eira bajó a desayunar. Le incomodaba sentarse en la misma mesa con dos Alfas de rango tan alto, pero ellos la invitaban a diario, como si fuera parte natural de la rutina. Incluso Luna tenía su pequeño plato frente a ella, ronroneando con tranquilidad mientras comía pequeños trozos de salmón.
La felina aún no le había dicho a Minhos que Eira podía escucharla mentalmente, al igual que él. Luna estaba esperando el momento perfecto para decírselo… pero sería después de haber conversado más a fondo con la Omega. Quería entenderla. Conocerla antes de revelar algo que, sin duda, cambiaría muchas cosas.
—¿Te gustó el desayuno? —preguntó Gabriel con una sonrisa amable.
Eira asintió con educación. Siempre optaba por lo mismo: huevos duros, pan tostado con mantequilla de maní, frutas cortadas y café con leche. No esperaba recibir nada gratis, por eso se había acostumbrado a limpiar y cuidar el jardín. En pocas semanas, el terreno de