La caída De Los Valerius
La Reina Madre Leticia, que había escuchado cada una de mis palabras con una quietud impresionante, me miró. Y para mi sorpresa, una ligera sonrisa de aprobación se dibujó en sus labios. Lentamente, asintió con la cabeza, una señal clara de que mis palabras no solo eran certeras, sino que contaban con su total respaldo. Su aprobación fue un bálsamo para mi alma, una validación que rara vez me concedía. La verdad, aunque dura, había sido expuesta sin rodeos, y con ella, la balanza de poder había vuelto a inclinarse a favor de Astara. El banquete de la verdad había comenzado.
El silencio en el salón era palpable, denso, solo roto por el suave crepitar del fuego en la chimenea. Kael Valerius, que hasta entonces había mantenido una fachada de indignación, se desplomó ligeramente en su asiento, su rostro lívido y sus ojos, antes llenos de arrogancia, ahora vacíos de sorpresa y miedo. El anciano Lord Valerius, su padre, parecía envejecer diez años en un instante, s