Capítulo 12. Y el nuevo socio
La señora Fritz se había despedido hasta el día siguiente, y Leo se dispuso a ir al gimnasio de su amigo. Saludó a Clarisa, que también iba de salida y se fue.
Cuando llegó, Samuel se rió de él sin contenerse.
-¿Pero qué fachas son esas, Leo?
-No te rías, mira cómo les gusta a las chicas que corren en las cintas…
-Pues es verdad, que hasta pareces un hombre rico con ese traje.
-He conseguido trabajo, así que vas de suerte, te puedo pagar las cuotas atrasadas.
-Son como veinticinco, ¿Estás seguro?.
-Pero claro, toma un cheque, verás que tiene fondos. Ahora, si me disculpas, necesito algo de acción.
-Mañana lo intentaré cobrar, y si no sirve te exigiré el doble, por bromista.
Leonardo se rió pensando en la cara de Sam cuando viera que era buen dinero, y se cambió en los vestuarios.
Se entretuvo haciendo ejercicio, exigiéndose al máximo, descargando las tensiones del día.
Trepó luego a la pared más alta y cuando bajó, una mujer sinuosa, alta y de cabello rojo, lo abordó.
-Hola Leo…