-¿Por qué me dices eso, papá? -Gustavo frunció el ceño. Sintió rabia que su padre le prohibiera tener una relación con Cecilia.
-No sabes lo que dices, hijo. Entiende por favor -Esteban no podía ocultar su preocupación e inquietud-.
-¿Que tiene de malo que le guste esa chica?, ¿es por el hecho de que sea una sirvienta? -Iván lo miró con molestia.
-No he dicho eso -El pobre hombre se sentía agitado-. No están entendiendo nada -Se colocó la mano en un costado de su estómago, el páncreas le estaba doliendo-. No puedes enamorarte de ella -Le dijo casi rogándole.
-Ya no te puedes meter en mi vida, papá. Cecilia es el amor de mi vida y no pienso dejarla por ti, ni por nadie -Le dijo con energética seriedad.
-No hijo, no -Se quejó del dolor.
-No puedes hacer nada por impedirlo -Gustavo sentía rabia-. Nosotros ya consumamos nuestro amor, Cecilia y yo ya hicimos el amor, papá. Nos amamos, entiende eso -Le dijo, alzando más la voz.
-No, no sabes lo que haz hecho -Se sentía muy mareado y no dejab