El teléfono de Stefan vibró en la mesa de centro, interrumpiendo el silencio denso que había llenado el penthouse. Thomas y Liam se habían ido hacía veinte minutos, dejándolo solo con vaso de whisky que no había tocado y pensamientos que giraban en espiral cada vez más oscura.
Marcus Fox.
Stefan tomó el teléfono, viendo el nombre brillar en la pantalla. .
—Marcus. —Contestó, su voz saliendo más ronca de lo que esperaba—. ¿Qué encontraste?
—Stefan. —La voz de Marcus sonaba tensa, urgente—. Necesitas escuchar esto ahora. No puede esperar hasta mañana.
Stefan se enderezó, el instinto de supervivencia corporativa despertando a pesar del agotamiento emocional.
—Habla.
—Damian Cross. —Marcus dijo, y Stefan sintió algo frío instalarse en su estómago—. Él fue quien le dio la evidencia a Luciana—las grabaciones, los registros bancarios, las fotos de vigilancia. Todo vino de Cross Hotels.
—¿Qué? —Stefan se puso de pie bruscamente, el vaso de whisky cayendo al suelo sin que le importara—. ¿Cómo