Jake abre los ojos con extrema pereza, las suaves y calidas manos de Tracy en las frías mañanas de diciembre se sienten demasiado bien. Él la mira por un instante y no puede evitar suspirar, no quiere despertarla, por lo que con extrema dificultad y ayudándose de sus fuertes brazos se arrastra hasta quedar sentado en el borde de la cama. Es extraño apoyar sus pies en el piso y no sentir absolutamente nada.
Tracy de igual modo se despierta, por lo que gatea por la cama y se posiciona tras su chico, sus calidad manos acarician el bien trabajado pecho y abdomen de Jake, quién se estremece ante el contacto. Los labios de Tracy recorren la nuca del hombre, mientras los largos rizos castaños de la mujer se vienen hacía delante y se deslizan con gracia por la espalda de Jake.
—Dejame ayudarte con los pantalones, nene —dice Tracy con voz melodiosa mientras se levanta perezosamente de la cama y Jake embobado observa cada curva de su voluptuoso cuerpo. —¿Crees que puedas levantar solo el trase