Capitulo 6

Jake abre los ojos con extrema pereza, las suaves y calidas manos de Tracy en las frías mañanas de diciembre se sienten demasiado bien. Él la mira por un instante y no puede evitar suspirar, no quiere despertarla, por lo que con extrema dificultad y ayudándose de sus fuertes brazos se arrastra hasta quedar sentado en el borde de la cama. Es extraño apoyar sus pies en el piso y no sentir absolutamente nada.

Tracy de igual modo se despierta, por lo que gatea por la cama y se posiciona tras su chico, sus calidad manos acarician el bien trabajado pecho y abdomen de Jake, quién se estremece ante el contacto. Los labios de Tracy recorren la nuca del hombre, mientras los largos rizos castaños de la mujer se vienen hacía delante y se deslizan con gracia por la espalda de Jake.

—Dejame ayudarte con los pantalones, nene —dice Tracy con voz melodiosa mientras se levanta perezosamente de la cama y Jake embobado observa cada curva de su voluptuoso cuerpo. —¿Crees que puedas levantar solo el trasero para subirte los pantalones? —Ante la pregunta, la ensoñación de Jake se desvanece.

—Podría intentarlo, muñeca —dice Jake con voz ronca, con sus grandes manos acuna el rostro de la mujer, acariciando sus mejillas con la yema de sus dedos. —Aunque primero deberás ayudarme a bajar esta tremenda erección —se relame los labios mientras mantiene la mirada fija en ella.

—¿Cómo? ¿Qué? ¡Oh... Oh, diablos! —Desvía la mirada hacia la erección del hombre.

—No pongas esa cara de sorpresa, este monstruo a despertado y necesita de esa hermosa boquita para volver a dormir. —Dice Jake entre seductor y juguetón. —¿Qué tal si te cuelas entre mis piernas y me la chupas?

—Nene... —Tracy se muerde los labios mientras mira fijamente la erección matutina de su novio. —Tengo que ir a trabajar y lo sabes, hoy debo realizar un exámen en la primera clase de la mañana, no puedo llegar tarde.

—No seas aguafiestas, te conozco perfectamente y puedes ser bastante rápida cuando quieres. —Con sus manos acaricia las voluptuosas caderas de la mujer.

Tracy suspira pesadamente y se separa de Jake abruptamente. —Jake, no voy a tener sexo contigo bajo estas condiciones...

Jake abre grande los ojos y la mira perplejo. —¿Cuál es el jodido problema? Solo tienes que colarte entre mis piernas, sacar mi jodida poll@ y chuparla. —Dice con indignación, completamente ofendido.

—No quiero chuparte la poll@, Jake... —Tracy lo mira entre desilusionada y dolida, mientras busca con manos temblorosas su ropa en el guardarropa. —No hemos tenido relaciones desde el accidente y no deseo que hagamos algo a las apuradas... Deseo que sea diferente, especial.

Jake se siente herido, Tracy inconcientemente acaba de herir su orgullo en lo más profundo. Pero él en ese momento no tiene corazón para recriminarle nada. —Esta bien, cariño... Espero que cuando a ti te apetezca pueda tener una erección decente, sabes que después del accidente ha sido muy complicado e impredecible.

Tracy ya está vestida, se aparta del tocador y se acerca a su novio, se coloca en cuclillas y besa los nudillos de sus manos con devoción. —Lo sé Jake y puedo esperar pacientemente hasta que estés recuperado. —Se levanta y deja un ligero beso sobre sus labios. —Te amo demasiado, nene.

Jake odia su actual situación, pero odia aún más sentir que le niegan algo. ¡Por un demonio, él es Jake Polters, un jugador estrella y un tipo inmensamente rico. ¿Pero como enojarse con Tracy? Si hasta para rechazarlo es dulce. De pronto recuerda cuando era adolescente y vivía enamorado de esa mujer que lo cuidaba y era inalcanzable. Ahora, a pesar de ser una pareja constituida se siente igualmente del mismo modo.

—Yo también te amo, Tracy —murmura Jake, casi inaudiblemente. Trata de disimular, pero su voz sale herida. —Ayúdame a ponerme mis malditos pantalones antes de echarle un vistazo a la nueva asistente.

Jake está claro que la nueva ayudante es Shantal, la estúpida esposa de su hermano menor. Pero le resulta más cómodo no llamarla por su nombre, como si el mantener las cosas impersonales pudiera reducir la humillación que significa estar a partir de ese momento al cuidado de su cuñada. Cada vez que en sus pensamientos la menciona como "cuñada", un sabor amargo se instala en su boca.

Desde que conoció a Shantal Montfort le desagradó. Siempre tuvo el poder de exaltar los errores y defectos de su hermano Archer, ampliándolos aún más, a niveles que honestamente a él le resultaban intolerables. Definitivamente, tener que compartir prácticamente doce horas diarias con esa mujer era sumamente desagradable. Pero Jake no se quedaría de brazos cruzados, estaba dispuesto a convertir su estadía en un infierno. Al menos, hacer llorar a Shantal, se volvería la actividad más placentera y entretenida de sus días.

•••

Shantal llega temprano por la mañana, lo hace antes de que Tracy se vaya a su trabajo. Tracy tiene prisa, por lo que no se detiene demasiado a hablar con ella, simplemente se encarga de mostrarle las dependencias de la casa, la cocina y donde está cada cosa y por último le enseña cómo acomodar correctamente a Jake en su silla de ruedas y como usarla. Le enseña a poner los frenos, a mover el respaldo o apoya brazos. Al ver que Shantal capta todo a la primera se siente aliviada, honestamente no tenía tiempo ni ánimo de volver a explicar lo mismo.

—¿Todo claro, Shantal? —Pregunta por mera cortesía.

—Si, con respecto a los ejercicios, Philips me explicó cómo realizarlos. —La rubia le dedicó una encantadora sonrisa.

—Perfecto. —Responde Tracy con brusquedad.

Tracy intenta compensar la desilusión que ocasionó minutos antes en Jake, ya que toma su cartera, se acerca a él y llena sus mejillas de sonoros besos. Pero Jake no siente que sea una recompensa o un gesto de pareja, los besos en sus mejillas le recuerdan a los que solía darle su madre. Esa comparación le resulta tortuosamente dolorosa.

—Te amo, nene, te amo demasiado. —Le dedica una radiante sonrisa mientras pellizca sus mofletes —se buen chico y portate bien con Shantal. —Dice en tono juguetón.

Las comisuras de los labios de James se curvan con picardía mientras responde. —¿Acaso no soy siempre un buen chico?

Tracy suspira resignada y le lanza a Shantal una mirada de disculpa. —Buena suerte. Envíame una mensaje si necesitas algo o si algo pasa con Jake.

—Ve a trabajar tranquila, Tracy, nosotros estaremos bien. De eso estoy más que segura. —Shantal intenta calmarla, aunque no parece muy convencida de sus propias palabras, después de todo, lidiar con Jake Polters no es tarea sencilla.

—Un besito más —Tracy canturrea mientras se inclina para darle otro beso, a diferencia de los anteriores, este va directo en los labios de Jake. Se supone que debe ser un beso rápido, pero Jake coloca una mano detrás de su cuello y la obliga a quedarse en su boca un poco más, no dispuesto a dejarla ir.

Cuando finalmente se separan, ambos están sin aliento. Tracy tiene las mejillas enrojecidas y la respiración agitada. Tal reacción arranca una sonrisa de Jake. —Ahora vete nena, antes que te tome y no te deje salir de esta casa y montemos una película porno frente a nuestra inocente asistente. —Menciona lo último con sarcasmo.

Jake nunca a sido de los hombres que buscan exponer a su pareja, pero en este momento no le molestaría comenzar a hacerlo si quien observará todo el espectáculo fuera Shantal. Con tal de molestar a la rubia o hacerla sentir miserablemente incómoda, haría cualquier cosa. Incluso vender su propia alma al diablo.

Tracy no parece molestarse por sus palabras, simplemente le sonríe para luego despedirse de Shantal con un fugaz beso en la mejilla y salir de casa a toda prisa.

—Ustedes dos son unos asquerosos, ¿lo sabían? —Dice Shantal, de pie, con las manos metidas en los bolsillos de su jersey dos tallas más grandes y con aspecto desinteresado. —No quiero volver a oír una sola queja de que Archie y yo nos besamos en reuniones familiares. Por que tú eres el primero en quejarse, Jake.

—¿Crees que eso me importa? —El hombre se encoje de hombros y una sonrisa burlesca se instala en su rostro. —Esta es mi put@ casa, por ende, son mis propias reglas.

—Mmm... Cómo digas cuñadito. —Una sonrisa maliciosa surca su carita de muñeca. —Aunque durante doce horas al día estaré en tu casa y te guste o no, te tocará estar bajo mis propias reglas. —La rubia comienza a caminar de un lado la otro sin apartarse del campo visual de Jake. —Diariamente realizaremos ejercicios de estiramiento, los cuales son fundamentales para una pronta recuperación. Luego continuaremos con pesas de mano y finalizaremos con un poco de ejercicio cardiovascular. Con eso nos mantendremos entretenidos hasta el almuerzo... Después de comer podemos tomar el té en el jardín, los días están bastante agradables a pesar de la temporada y te vendría bien un poco de aire fresco.

—Al parecer te han puesto al corriente con todas tus funciones. —Se ve sorprendido por un momento —aunque lamentablemente no te la pondré nada fácil. No soy tu jodida marioneta para que vengas a mi casa a decirme qué carajos hacer.

—Mira Polters, —Shantal intenta de armarse de paciencia. —No estoy precisamente entusiasmada con este trabajo, simplemente le hago un favor a Phillips. No estoy aquí por ti, estoy aquí por él, por que es mi amigo y le brindo apoyo. Tampoco estoy aquí por ayudar a Archer, solo estoy aquí por Phillips y métete eso en tu cabecita hueca. —Detiene su andar de golpe —por lo tanto, cerraras la boca y harás los ejercicios de rehabilitación, después de que cumplas cada quien por su lado.

—Estoy dispuesto a hacer todos los malditos ejercicios si me prometes que después no tendré que ver tu desagradable cara.

—Nunca mencioné que me iría después de la rehabilitación, no distorsiones mis palabras Polters. Me pagan por cuidarte todo el día, pero puedes hacer lo que te venga en ganas después de la rehabilitación, eso es todo lo que digo. Su quieres puedes dedicar tus tardes a mastúrbarte como un loco, o dormir, o lo que se te venga en ganas. Por mi parte traje material de lectura y hay una silla que parece cómoda en el estudio en la que podría instalarme por el resto del día.

Shantal esta nerviosa, pero a los ojos de Jake, parece una mujer imperturbable, fría e indiferente. De algún modo, Jake se siente desilusionado, no es que esperara algo diferente de la esposa de su hermano menor, pero no sabe que es aquello que le molesta tanto. Después de todo él no necesita capturar la atención de aquella rubia estúpida y desabrida, mucho menos necesita su aprobación ni que lo alabe como lo hace con su hermano. Definitivamente, él no necesitaba a esa mujer en su vida, mucho menos necesitaba de sus nefastos cuidados.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP