Un golpe en la puerta del apartamento de Archer lo saca de su estupor por la resaca. Está contento, o más bien resignado, de no responder. Nadie a quién él deseé ver en ese momento podría estar llamando. Olivia está a muchos kilómetros de distancia y Shantal está perdiendo su vida cuidando del bastardo de Jake.
—Archie, soy papá. —Por supuesto. El maldito Erick Polters ha venido a meter las narices donde no es bienvenido, a salvar el día, a ser el héroe, a hacer del mundo un lugar mejor. Tal vez esto sea solo la abstinencia de Archer hablando, que alimenta ese monstruo en su interior que anhela destruirlo todo.
De mala gana, Archer se levanta del sillón y abre la puerta. Ni siquiera se detiene a saludar a su padre, rápidamente le da la espalda y vuelve a fundirse en el sillón una vez más. Erick le patea los pies, para luego caminar hasta la mesa y dejar los paquetes que traía entre sus brazos.
—Dios mío, debes estar al borde de la muerte. Me alegro de haber venido equipado con la sopa