Capítulo 99.

Narrador omnisciente:

La tarde había terminado con la improvisada celebración del medio año de Adrián. El bizcocho mal hecho, las velas torcidas y el cartel escrito con marcador aún colgaban en la pared del salón. El ambiente estaba cargado de un cansancio agradable, mezclado con el murmullo del bebé que ya dormía en su habitación.

Gabriela y Jorge habían dejado pasar unas horas después de la pequeña fiesta, ocupándose de Adrián y de las rutinas habituales. Cuando el bebé se quedó profundamente dormido, ambos se miraron sin hablar demasiado, conscientes de que todavía quedaba recoger todo el desorden que la sorpresa había dejado.

—Voy a empezar a limpiar esto —dijo Gabriela, señalando la mesa.

—Te ayudo —respondió Jorge.

Ella no puso objeción. Sabía que aún estaba recuperándose, pero también comprendía que Jorge necesitaba sentirse útil. Así que lo dejó levantarse y caminar hacia la mesa del comedor.

Los platos con restos de bizcocho, los vasos usados y los utensi