Capítulo 104.
Capítulo 104.
Narrador omnisciente:
Habían pasado apenas cinco días desde la tragedia en la capilla. La muerte de Arturo seguía pesando en la memoria de Gabriela y Jorge, como una sombra que aparecía en los silencios de la casa y en las noches en las que los dos despertaban sudando por las pesadillas. Sin embargo, la vida se abría camino. Había un niño en casa, un pequeño que no entendía de venganzas ni de pérdidas, y que con cada sonrisa parecía recordarle a sus padres que había motivos suficientes para seguir adelante.
Fue Jorge quien propuso dejar la ciudad por un tiempo. Gabriela había estado callada durante la cena, pensativa, y cuando él lo sugirió, ella lo miró sorprendida, como si hubiese leído en sus pensamientos.
—La casa de campo —murmuró ella—. Allí empezó todo.
Jorge asintió con una sonrisa suave.
—Y ahí podemos empezar de nuevo.
Dos días más tarde, cargaron el coche con lo imprescindible y condujeron hasta las afueras. Adrián dormía en su sillita durante la mayor