— ¿Sam?— Oigo su voz al otro lado de la puerta, pero la ignoro.
Él no tiene ese maldito derecho de decir lo que quiera, y luego venir aquí con una cara seria y hablar conmigo.
— Escúchame por favor solo te pido un minuto.— dice de nuevo, respiro hondo y camino hacia la puerta, pero no la abro.
— ¿Qué quieres Jordán?— Estoy apoyado contra la pared.
— ¿Puedes abrir esa m*****a puerta? quiero mirarte.— dice y da una risa sarcástica.
— ¿Para que? ¿Mírame mientras me arrojas tu m****a a la cara solo para ver lo mal que me veo?— juego para el.
— ¡Maldito Sam, no es eso! ¿Puedes oírme? Entonces tú decides lo que crees que es mejor.— Me muerdo el labio y respiro hondo, pero termino haciendo lo que me pide. Jordan estaba sin camisa, con el pelo mojado, señal de que se había duchado y poco después vino aquí a hablar conmigo. Es un bastardo, vino de esa manera solo para quitarme el enfoque... Lo miro a la cara y veo lo cansado que está, veo la frustración saliendo de él.
— ¿Satisfecho? Ahora dime