CAPÍTULO 163: GASOLINA Y FUEGO
Vanessa
El olor de la gasolina se mezcla con el aire de la cabaña donde me escondo. Cuatro bidones llenos alineados junto a la pared, dos mecheros nuevos y una caja de cerillas que tintinea cada vez que la sacudo. No hay temblor en mis manos mientras repaso cada movimiento. No voy a dejar que Maddison Evans, esa insignificante que alguna vez fue una asistente sin valor, se salga con la suya quedándose con Derek, con mi posición y con su hijo. Si voy a caer, me aseguraré de que se queme todo a mi paso, empezando por lo que más le duele. Su hijo y Derek. El fuego será mi testamento, el fuego lo purificará todo.
Dante entra arrastrando los pies, el celular en la mano, las cejas fruncidas. Su sombra se alarga sobre el suelo y su voz suena como un gruñido.
—Esto ya es demasiado, Vanessa. —Su mirada recorre los bidones y vuelve a mí—. Dijiste que querías desaparecer con el niño, no que ibas a… matarlo.
—¿Y qué importa? —respondo con una calma que hasta yo pued