CAPÍTULO 151: EL NOMBRE EN EL REGISTRO
Maddison
El edificio es de ladrillos viejos, con ventanas altas que parecen mirar desde siglos atrás. La pintura descascarada de la fachada le da un aire de abandono que no concuerda con el cartel que cuelga en la entrada: Hogar infantil Child Horizon. Me detengo frente a la puerta, con el corazón martillándome en el pecho, y me obligo a respirar antes de entrar. No puedo permitirme un colapso ahora.
Al cruzar el umbral, una ráfaga de aire tibio me golpea el rostro. Huele a desinfectante y plastilina, hay dibujos en las paredes, pequeñas mochilas colgando en ganchos y un silencio extraño, como si los niños estuvieran dormidos o no existieran.
Una mujer de cabello rizado y expresión cansada me recibe detrás de un escritorio de madera pulida.
—¿En qué puedo ayudarla? —pregunta, cortés, aunque también distante.
—Hola… —titubeo—. Soy… Carolina Morales —digo, usando el nombre falso que planeé durante el vuelo.
—¿Tiene una cita? ¿Está aquí para una ado