CAPÍTULO 152: EL LUGAR DONDE EMPIEZAN LOS FINALES
Derek
El mensaje de Maddison llega apenas unos minutos después de que la votación termina. Aún estoy en la sala de juntas, con los papeles recién firmados en las manos y el eco de la voz de mi abuelo resonando en mi cabeza: “Es mi nieto, y lo reconozco como tal”.
No me da tiempo a respirar. No me da tiempo a asimilar nada porque leo su mensaje una vez… y luego otra, y cada palabra de ella me sacude con más fuerza que toda la maldita junta de directivos.
“He llegado al orfanato, tengo una pista. Me quedo aquí esta noche, estoy bien. Te espero”.
De inmediato, llamo al piloto.
—Prepárate. Volamos a Nueva York en una hora.
Mientras me quito la corbata en el asiento trasero del auto, siento que algo se desarma dentro de mí. No es miedo o ansiedad, es otra cosa… una mezcla densa de vértigo y esperanza, como si estuviera caminando por la cornisa de algo definitivo.
Subo al avión con los papeles aún en el portafolio: documentos oficiales, el f