CAPÍTULO 131: DOS LÍNEAS EN SILENCIO
Maddison
Hay un vacío que no se llena ni con palabras ni con abrazos. Es una especie de hueco sordo en el pecho, como si el corazón quisiera latir más lento para que todo se detenga un poco, para que el mundo me dé un respiro, pero no lo hace. No se detiene. Solo sigue empujando los minutos, los días, los escándalos, los titulares que me nombran como si yo fuera una caricatura de villana, como si amar a alguien fuera un crimen que se paga con la humillación pública.
El pent-house está en silencio, demasiado. Derek salió temprano, tenía una reunión con Jonathan y los abogados, y aunque me ofreció quedarme con él, le pedí que fuera solo. Necesitaba estar sola. Necesitaba respirar sin sentir que lo estoy arrastrando conmigo a este pozo sin fondo donde cada cosa buena se mancha, se distorsiona y se convierte en un arma para atacarnos.
El café que intenté preparar sigue intacto sobre la encimera. Apenas le di un sorbo y me dieron arcadas. Pienso que es