P.O.V Dante Han pasado meses desde lo ocurrido con mi madre. Debo de decir que todavía me duele saber que mi propia madre fue capaz de intentar matarme. Pero ahora estoy exactamente en el lugar donde ella murió. —¿Aquí fue donde murió tu madre? —me preguntó Cristal. Ella fue conmigo para motivarme. —Así es. —Es lo único que le digo. Veo cómo el lugar está hecho nada. Solo se ven algunas pequeñas marcas del incendio. También hay algunas cosas de metal que son las que no se quemaron. Miro la silla donde fue donde estaba sentado Mateo, pero está toda quemada y veo que algo sale. Me acerco para ver mejor. —Es un hueso humano —me dice Cristal cerca del oído. —Sí —solo afirmo. No quiero decir más de lo que ella no pueda procesar. Yo sigo viendo varios huesos por ahí. —Cariño, aquí hay más huesos humanos —me señala Cristal y volteo a verla. Me acerco hasta donde está. —¿Cuántas personas mataron aquí? —Solo dos, mi madre y un traidor —le digo. —Pues por lo que veo este de aquí es una
P.O.V Dante No pensé que Cristal se pusiera en este modo. Creo que no fue buena opción no decirle quién estaba en la casa. Pero yo quería que conociera a alguien de mi familia. Sin embargo, mira qué desastre. —Ellas no son lo que tú piensas. —La suelto y me pongo en medio de ellas. —Entonces, ¿qué es? Pero para mí esto está más que claro. Me estás siendo infiel con estas putas. —Ella intenta acercarse, pero la vuelvo a tomar. —Ella es mi hermana. —Veo que ella me mira atentamente. —No te creo. Entonces, ¿quién es esa? —Apunta a Anabela. —Esa tiene nombre y es Anabela, aunque te cueste más. —Ella intenta lanzarse sobre Anabela, que solo la provoca. —Ella es la madre de mi hija Larissa. —Ella me mira y voltea a verlas. —No te creo —me dice. —Pues, aunque lo dudes, este idiota es mi hermano. Yo soy Laura Ferrara. —Mi hermana se presenta. —Entonces, ¿de verdad eres su hermana? —Ella le pregunta a Laura y ella siente con la cabeza. —Entonces tú, en verdad, eres la mujer a la que
P.O.V Burak ¿Qué mujer tan más atrevida, tan salvaje, se podría decir indomable? De esas mujeres son pocas. Ella no tiene miedo de expresarse. Aunque tuvimos acción en nuestro primer encuentro, debo de decir que La Niña sabe hacerlo bien. Pero no sé si estaría bien ir a buscarla… —Burak, ¿qué opinas? —Escucho un golpe en la mesa y salgo de mi trance. —Sí, ¿qué pasa? —Todos los socios se me quedan mirando. —Que sí estás de acuerdo en invertir el dos por ciento en viñedos. —No sé muy bien de qué están hablando. —Si me disculpan, no me siento bien. —Salgo del lugar. Me voy hasta llegar a la pequeña terraza de la empresa. Tomo una copa y miro hacia la ciudad. —¿Estás bien? —Oigo la voz de Calem. Volteó ligeramente hacia atrás y lo observó. Regreso mi rostro hacia el frente. —Sí, ¿por qué lo dices? —Escucho sus pasos a acercarse. —Desde que fuiste a mi casa y tuviste el encuentro con la prima de mi esposa, te noto diferente. —Y ahora me doy cuenta de que fui realmente obvio. —No l
P.O.V Kira Veo cómo Calem y mi prima se van. Pero también me da mucha vergüenza con Burak por levantarme rápidamente y golpearme la cabeza con la lámpara colgante. Debo de disimular; él no puede ver qué me gusta o qué me gustó el sexo con él. —¿Entonces tú trabajas con Calem? —preguntó y él sonríe. —Creo que eso ya lo sabes. —Y si ya sabía, qué tonta soy. Pero, ¿qué me pasa? ¿Por qué digo tantas cosas tan incoherentes? —Pero mejor dime, ¿cuánto tiempo estarás en Escocia? —Veo que él toma asiento y yo hago lo mismo. —No lo sé, depende. —Intento ser misteriosa. —¿Depende de qué? — Él me mira atentamente. —Si encuentro algo que me detenga, me quedaré más tiempo; si no encuentro nada, pues me iré. —Miro que ha captado mi indirecta. —Esperó y encontré algo que la detenga. —Él me sonríe y veo que tiene una hermosa sonrisa. —Su novia debe de ser muy afortunada, de tener a un hombre tan interesante —le digo sin pensarlo. Veo que me mira muy atentamente. —Por lo que veo es una mujer
P.O.V Larissa Calem llega hasta mí con su corbata en la mano. No sé por qué siento que él va a querer amarrarme. Pero eso está por verse. Me siento en el sillón rojo que está aquí. Se sienta a un lado de mí. Pone su mano en el borde de mi vestido, directo donde está el escote. —Veo que te pusiste muy sexy. Cómo para que los hombres te inviten a tragos. —En eso, tomo sí mano y me subo a horcajadas arriba de él. Lo veo, sensualmente. Tomo ambas manos y las subo arriba de su cabeza. Con la corbata le amarró las manos al tubo que estaba detrás de él. Me separo de él y me mira. —Veo que me leíste el pensamiento. —Pues si tú quieres amarrarme, primero te amarraré yo. ¿Estás de acuerdo? —Los veo a los ojos, esos hermosos ojos. —Claro que sí. Así que disfruta tu momento porque yo disfrutaré el mío. —declara eso y yo saco mis pechos del vestido para que él los vea. Le acerco mis pechos para que juegue con ellos un momento. Siento cómo los chupa. Y tan rica esa sensación. Pero es el momen
Han pasado tres semanas. Larissa y yo nos amamos demasiado a pesar de que este compromiso fue todo hecho sin que ninguno de los dos quisiera. Pero estoy feliz de tenerla a mi lado. También Burak siempre va a la casa. Casi todo el tiempo duerme ahí. Ya hasta siento muy normal ver y entrar a Burak. Veo que ellos también se llevan muy bien. Ya hasta le digo a Burak "primo". Últimamente, me he sentido más cansado de lo normal; no sé si sea por trabajo o no sé qué me pase. —Calem, te traigo un café. —Escucho que Burak entra a mi oficina. —Gracias, Burak. —Me levantó y lo tomó. Sigo con los documentos que tengo que llenar. Me terminó el café, pero me siento algo mal. —Hey, ¿qué le pusiste al café? —Nada. ¿Qué? —Veo que me mira raro. —No sé, me comienzo a doler el estómago y siento que se me quiere regresar. —Solo digo eso y me voy directo al baño donde vomito el café. Salgo y veo que Burak me mira algo raro. —Hermano, creo que es mejor que regreses a casa; el estrés te está afectando
Al día siguiente estamos en el consultorio del doctor. Me sacó sangre para los exámenes. Estamos sentados esperando a que él regrese. Él entra por la puerta. —Bueno, señora y señor Dunne, tengo los exámenes aquí listos. —Él los abre, los lee—. Sí, efectivamente, señora Dunne, está embarazada. Pero vamos a hacerle una ecografía para saber cuánto tiempo tiene. En eso me levanto de la silla y ahora estoy acostada en una cama y él me está poniendo gel en mi vientre. Comienza a moverlo. Hasta detenerse. Voltea la pantalla hacia donde estoy. —Mire, esta pequeña bolita es el bebé. —Me enseña y es algo muy pequeño. —¿Cuánto tiempo tiene de embarazo? —pregunta Calem, que no suelta mi mano en ningún momento. —Mmm… por lo que veo, ella tiene tres semanas. Así que, señora Dunne, le daré las pastillas prenatales. Procure cuidarse mucho, no hacer esfuerzos que no sean necesarios. Hasta el momento veo que todo está bien con el bebé, pero cuídese —me dice y en eso me quita el gel—. Les daré una
P.O.V CalemMe la he pasado estas semanas con mareos, tengo antojos, vómitos y mucho sueño. Y hoy es el Día del Sueño; estoy leyendo unos documentos en mi oficina y siento los ojos muy pesados.—Ja, ja, ja, veo que el embarazo te está dando a ti. —Escucho la voz burlona de Burak. Levanto la vista para verlo.—Búrlate todo lo que quieras. Porque no me importa sentir todo esto. Estoy feliz de que voy a ser padre —le digo orgulloso y me froto los ojos para quitarme el sueño.—Está bien. Pero ya, cambiando de tema, ¿qué te parece si ordenamos algo para comer? Muero de hambre. —Eso me suena raro.—Pero acabamos de comer. —Miro mi reloj en mi mano—. Como hace media hora.—Pues entonces no quieres nada —me dice.—No, gracias. Sabes que en este momento mi nariz no tolera todos los olores. —Veo que se pone el teléfono en el oído. Pero eso para mí es totalmente raro.—Hola, Teresa. Me puedes pedir una hamburguesa y una pizza. —Me sorprende escuchar eso.—Burak, ¿te encuentras bien? —Lo miro ate