Necesitaba encontrar una forma de que me dejara salir de aquí, no podía seguir en esta casa, me sentia vigilada y que todo el mundo estaba en mi contra, tambien estaba mi bebé que me necesitaba. Asi que cuando traía la comida tomaba un poco de cada cosa que no se notara mucho para que la mujer que lo traía creyera que no estaba comiendo nada.
Esperaba que de esta manera el me dejara irme, si creía que estaba aguantando hambre y queria matarme de esa manera, nadie me garantizaba que el me dejaría ir, pero necesitaba buscar una solucion. La puerta de la habitacion se abre y por esta entra Bris, tan imponente como siempre.
—¿Asi que ahora quieres matarte? —no le respondo, es mejor asi? —. Me daria igual si no te necesitara, pero por desgracia lo hago. Te traerán comida y espero que te comas todo, porque si no es asi, te sacare ese maldito bastardo yo mismo.
Me llevo las manos con rapidez a mi abdomen, se que el es capaz de eso y mucho mas, no lo puedo permitir, mi hijo lo es todo para mi.
—Comeré y dejare de hacer estupideces, pero solo si me dejas verlo, no se como es, ni he escuchado su corazon por primera vez. Quiero hacerlo, cuando este segura que esta bien, hare lo que quieras.
—No see como esperas que este bien, ni siquiera sabes de quien es, eres una zorra, ¿como puedes pensar en tener un hijo? —mis ojos se llenan de lagrimas por sus palabras.
—No lo fui por elección, mi propio padre me vendio cuando era una niña. No voy hacer lo mismo con mi hijo, yo me caso contigo y dejo de darte dolores de cabeza solo si me aseguro que el esta bien —rie meneando su cabeza.
—¿Acaso no entiendes que eres?, porque no tienes derecho a dar ordenes, te compre, Darana.
—Si, tengo muy claro quién soy y qué posición tengo en tu vida, solo soy un instrumento para un fin, por eso se que me necesitas, y si es asi, me darás lo que quiero, ¿cierto? —Bufa con aburrimiento.
—Bien, pero lo haremos después de la boda, por ahora es imposible algo como eso, cuando nos casemos tendras lo que quieres.
—No, para ti no es nada complicado traer un medico para que me revise.
—Es eso o es nada, ¿que prefieres?
Con el no puedo negociar, debo hacerlo asi o voy a estar en problemas, tengo que aceptar lo que me ofrezca.
—Bien, lo hare, pero cuando estemos casados me dejarás verlo —asiente.
—Mandaré a traer la comida, quiero que te termines el plato y no dejes nada, ¿entiendes? —Si, lo entiendo.
Sale de la habitacion y un rato despues regresa lla mujer que hace poco me trajo la comida con un plato parecido al de antes. Con todas las ganas que tengo me como hasta la ultima mija qué hay en el plato, tenia tanta hambre que no pude esconderla.
—Me alegra mucho que halla comido, señora, si no lo hacía enfermaría —la chica es muy hermosa y es como de mi edad.
—¿Cuanto años tienes? —ella se mueve incomoda.
—El señor nos tiene prohibido hablar, señora.
—No esta aqui y yo no le dire nada, necesito hablar con alguien mas que no sea yo o voy a enloquecer —asiente.
—Dieciocho, mi madre tenia una deuda con el señor y yo fui el pago.
«Son unos malditos, sali de un prostibulo para caer en manos de unos mafiosos crueles y despiadados».
—Lo siento mucho, se lo que es que la persona que te dio la vida te venda, a ti fue tú madre, a mi fue mi padre.
—En realida le agradezco al señor que me recibiera —jadeo horrorizada por eso.
—¿Como dices eso?, ese hombre es un mostruo.
—No es un hombre noble, pero me salvo de la vida que llevaba, aqui tengo tres comida y duermo en una cama cómoda. Con mi madre no, es drogadicta.
—Siento mucho escuchar eso, y quiero que no me digas mas señora, soy Darana, puedes llamarme asi —niega rapido.
—No, no puedo hacerla, a los señores de la casa no se les puede llamar por su nombre —rio porque yo no tengo ni tendre ese titulo.
—Yo no soy ni sere la señora de la casa. ¿Puedes decirme tu nombre? —agacha la mirada y luego la levanta.
—Cielo, mi nombre es cielo —sonrio.
—Que lindo nombre, tus ojos lo hacen resaltar más—digo.
***
El resto de dias fueron más cómodos y llevaderos gracias a Cielo, me acompañaba en las tardes y hablábamos por horas, era algo como mi amiga, lo unico que tenía aqui, extrañaba a Cloe, pero sabia que no la volvería haber.
Hoy era la boda y estaba tan nerviosa que las manos me sudaban. El vestido que estaba en la cama me decia que estaba a punto de convertirme en la esposa de un hombre que no m traería nada bueno, pero no tenia otra salida.
Me coloco el vestido y escucho el sonido de la puerta, cuando observo ese lugar la sonrisa de Cielo me hace suspirar.
—Se ve hermosa, parece una reina —rio.
—Ojala pudiera disfrutar mejor de este momento, pero no es asi, no me caso por gusto.
—El no es tan malo, solo sepalo llevar y nada malo pasara —llevo las manos a mi vientre para recordarme porque algo esto.
—¿Estas embarazada? —asiento.
—Si, y es por eso que hago esto, porque me necesita, yo no puedo dejar que algo le pase.
Asiente y no me dice nada. Termino de arreglarme y cuando siento que ya puedo salir de este circo, abro la puerta y junto con Cielo salgo de la habitacion para caminar hasta las escaleras. Al final de ellas esta el padre de Bris que me observa con una mirada de desprecio y algo mas que no puedo entender.
—Apúrate, no me gusta esperar.
Con cuidando de no caerme llego al final y siento como me jala para salir de la casa, este hombre es igual de patan que su hijo, ahora entiendo de donde saco eso.
—Pense que la boda seria aqui.
—Claro que no, somos gente muy prestigiosa y como tal nos casamos por lo alto, espero sepas comportarte.
Estoy cansada que siempre me repitan lo mismo, pero no puedo decir nada, no me es permitido hacerlo, este señor me da miedo, asi que solo entro al auto y no hablo en todo el transcurso.
Siento como el auto se detiene y observo por la ventana una hermosa iglesia llena de mucha gente yy reporteros, odio esto, ser tratada como un payaso que debes fotografiar. Abren la puerta para mi y el padre de Bris me sonrie como si me amara.
—Sonrie y no hagas nada estupido —asiento y camino sintiendo las luces de las cámaras en mi cara. Cuando llego al altar Bris me sonrie como un hombre enamorado y yo no puedo esconder mi desagrado.
—Deja esa cara o no veras a tu mocoso, ¿entiendes? —asiento gruñendo por lo bajo.
—¿Porque no me dejaste en el burdel? —rie.
—¿Y perder la oportunidad que me da tenerte?, no amor, eso no pasara.
—Cuando estuve contigo jamas imagine que fueras este hombre, me trataste tan bien que crei que eras buenos —me guiña el ojo y deja un beso en mi frente.
—Las apariencias engañan, amor, aprende desde ahora para que no te estrelles de nuevo.
Intento reprimir las ganas que me dan de llorar, porque si, fui una estupida, crei que todo seria diferente, pero no fue asi, debi escapar en el momento en el que pude hacerlo, ahora estare atada a ese hombre porque no podre devolverle lo que el pago por mi, es un dinero que ni en mil años tendría.
—Sonrie y disfruta que te casaras con el hombre mas poderoso de Chicago. Serás una dama y no una fulana.
—¿Y eso debería hacerme sentir mejor?
—Claro, tu mocoso no sera un bastardo, crecerá en una familia de prestigio y poder.
Si supiera que no es un bastardo como el lo llama, pero es mejor que crea eso, porque se que seria capaz de todo si sabe que es su hijo.
—Acabemos con este circo de una buena vez, no quiero estar mas aqui —rie.
—Lastima por ti, porque esto sollo empieza, aun falta la noche de bodas —jadeo.
—¿Que?
—¿Pensaste que no cumplirías como esposa? —asiento —. Pues te informo que lo haras, porque lo eres y como tal debes hacer lo que te corresponde, ahora sonrie y mira al frente.
Me case, pero no es diferente a el burdel, estare con el todas las noches, y para mi sera como si estuviera pagando mi deuda, mas sexo por dinero, sexo para pagar una deuda que no pedi y que jamás quise, pero lo hare porque mi hijo me necesita, no puedo perderlo, moriría con el.