Sus besos recorren mis pechos y abdomen ocasionando que no pueda dejar de gemir y retorcerme en la cama, sus caricias son tan fuerte que no puedo contenerme. Cuando su boca toma mi pezon pierdo la noción de el tiempo, no se donde estoy ni quien soy.
—Estas volviéndome loco, nena —dice tomando mi rostro para que abra los ojos y lo vea —. ¿Sientes lo bien que nos complementamos? —dice, logrando que la nube de la excitación haga que diga lo que él quiere escuchar.
—No quiero que solo asientes, quiero que aceptes que es así, porque puedo ver como te vuelvo loco —ruedo los ojos porque su egocentrismo siempre debe hacer su aparición.
—Si, pera deja de hablar y mejor sigue con lo que estabas haciendo —digo, logrando que el sonrie.
De nuevo su boca vuelve a ese lugar en el que estaba hace poco y yo me dejo llevar por lo que ahora mimo eestoy sintiendo sin importarme si me veo como una necesitada, al final de cuentas soy su esposa, no es incorrecto lo que esta a punto de pasar.
Cuando sus