La cena continuó con un ritmo casi coreográfico, mientras los invitados se deslizaban entre conversaciones animadas y copas de vino que nunca parecían vaciarse. August, con la habilidad de un consumado anfitrión, se aseguraba de mantener a todos entretenidos, fluyendo entre grupos como un veterano estratega social.
Blake, aunque acostumbrado a moverse en entornos tensos, notaba el escrutinio persistente de algunos invitados. Un grupo de hombres mayores, probablemente nobles o empresarios, lo estudiaban con interés, mientras Priscilla no disimulaba su atención constante, a pesar de las miradas reprobatorias que su prometido Arthur comenzaba a lanzarle desde el otro extremo de la mesa. Se sabía de modo tácito que su matrimonio había sido arreglado por las familias y eso siempre generaba entre ellos ciertas suspicacias, haciendo de ellos, una pareja inestable.
Maddie, por su parte, parecía disfrutar cada segundo. Su aguda lengua, su habilidad para controlar la conversación y su gran bel