mantenía activos.

Las plazas de América estaban tomadas por Halcón, pero solo para vigilar a Slashdot. Ya que antes fue su plaza indiscutible, sin embargo, después de Victoria él había olvidado a América.

Todo sería bastante sencillo. En América siempre territorio de oportunidades los carteles cambiaban sin tanta historia como en Europa, y por eso tanto Massimo como Diego estuvieron de acuerdo en que Alessandro fuera solo a cerrar los negocios.

La única cita que tendría Alessandro en persona sería con el heredero del negocio más fructífero de diamantes. El hijo del Pantera.

El joven tenía el porte de quien sabe que heredó poder, pero aún no ha aprendido a usarlo. Alessandro lo observaba con la paciencia de quien ya ha visto demasiadas coronas caer.

— ¿Así que te vas a Asia? —preguntó el joven, sirviendo dos copas de coñac sin proponer el trago, asumiendo por supuesto que Alessandro tomaría con él.

—Estoy explorando otros mercados —respondió Alessandro, sin confirmar