Victoria vio las noticias en la televisión, horrorizada.

— ¿Qué está pasando, Stefan? ¿Por qué atacar Milán?

—Halcón nos atacó primero —respondió Stefan mirándola a la cara, a estas alturas ya mentirle le salía natural—. Por eso no quería que estuvieras aquí. No quería hacerte pasar por esto.

— ¿Por qué diablos te metes con Halcón usando a los malditos Padilla? Esa es la parte que no entiendo.

—Halcón los atacó para llegar a mí.

—Y ahora podrán seguir un helicóptero y llegarán a nosotros. Pudiste al menos ser más discreto, ¡maldición Slashdot!

—Lo mejor es que te vayas de una vez con nuestro hijo, yo los alcanzo después.

—Estás muy loco si crees que te voy a dejar ahora…

— ¡Maldición Victoria, no te estoy preguntando!

Ambos miraron a la puerta cuando Borges los interrumpió aclarándose la garganta.

—Perdón por la interrupción.

—Habla Borges —pidió Victoria.

Borges miró a Slashdot, obvio le pedía autorización, Victoria se puso furiosa.

— ¿Qué es lo