CAPÍTULO 78. Cuerpos al Límite.
Valentina se aferra con fuerza a la tela de la bata, como si fuera su único escudo. Sus labios tiemblan antes de dejar escapar las palabras:
—¿Qué… qué haces aquí? —su voz se quiebra apenas, un temblor que intenta disimular, aunque sus ojos delatan el asombro y los nervios que le recorren el cuerpo al verlo allí, tan cerca, tan inesperado.
Él guarda silencio unos segundos, como si las palabras le pesaran en la garganta. La intensidad de su mirada lo delata; siente cómo las piernas le tiemblan levemente y cómo el corazón late con una fuerza desbordada, casi dolorosa.
—Valentina… yo…
Pero ella lo interrumpe, retrocediendo un paso, con la bata sujetada con fuerza contra su pecho.
—¿Cómo sabes dónde vivo? —pregunta, la mirada cargada de sorpresa y nervios.
Él la mira fijo, tan intenso que logra arrancarle un escalofrío. Su voz suena grave, apenas un susurro cargado de deseo contenido:
—¿Me invitas a pasar?
Mientras habla, da unos pasos torpes hacia adelante, moviéndose con cuidado para no