En los meses que siguieron al nombramiento de ambos como CEOs y Alphas, Nathaniel y Amadeus comenzaron a dividirse las responsabilidades para expandir el imperio bancario de cada familia.
Nathaniel, siempre estratégico y diplomático, abogaba por formar alianzas sólidas con los bancos europeos, buscando acuerdos que beneficiaran a ambas partes y aseguraran la estabilidad económica en cada país. Amadeus, por otro lado, ocultaba sus verdaderas intenciones tras una fachada de colaboración, mientras comenzaba a implementar un plan muy diferente.
En las oscuras oficinas de Ámsterdam, Amadeus utilizaba su forma lobina para intimidar a los directores de los bancos holandeses. Su transformación, imponente y amenazante, con ojos rojos brillando como brasas, dejaba claro que no estaba dispuesto a negociar. Las sombras proyectadas por su figura de lobo plateado con vetas oscuras parecían engullir la sala, mientras su voz retumbaba con una autoridad que helaba la sangre de sus víctimas.
—¡Aceptará