POV VITTORIA ROMANOVA
—No quería subir... —respondí, sincera. Mis dedos jugueteaban con la cuchara de madera—. Me cuesta respirar allá.
Él no dijo nada. Pero sus ojos parecieron suavizarse un poco, apenas. Tal vez era imaginación mía.
—El olor me recuerda a algo —añadió, oliendo el aire.
—¿A qué?
—A mamá —murmuró, casi para sí mismo.
No supe qué decir.
Me concentré en terminar la cocción, removiendo lentamente, y el silencio que se instaló entre nosotros no fue incómodo. Era... contemplativo.
Cuando terminé, serví el risotto en dos platos. Dudé un poco antes de acercarle uno.
—¿Quieres probar?
Lo miré. Él me miró. Y por primera vez, sin ninguna máscara, asintió.
Tomó el plato con ambas manos, y mientras yo también me sentaba en la barra, lo vi probar una cucharada. Su rostro no se alteró, pero sus ojos bajaron lentamente al plato.
—Está perfecto.
No sonrió. No lo necesitaba. Para mí, esas dos palabras... lo fueron todo.
—Gracias. Se me da cocinar —murmuré, encogiéndome de hombros.
Con