—La próxima vez que algo así suceda, esperarán a que yo esté consciente y dé la orden antes de hacer cualquier cosa, ¿les queda claro? Lo que es más, a partir de hoy de entre nosotros soy el único que tiene permitido ponerle la mano encima a la italiana.
—Sí, mi Don.
—Sí, mi Don.
Alexis miró a su hermana de soslayo.
—¿Milia?- ladró.
—Creímos que hacíamos lo correcto.
—Pues creyeron mal, y por sus decisiones precipitadas mi plan para desbancar a los Visconti pende de un hilo. ¡Ahora, obedece y promete no meterte más en lo que no te importa!
Milia bajo su cabeza en señal de derrota.
—Sí, hermano.
—Bien, y ahora largo. Déjenme a solas con Yelana.
Tres semanas le llevó a Sofía recuperar la conciencia y cuando lo hizo deseó no haber nacido nunca.
Cada que respiraba sentía como si la apuñalaran y todo su rostro y su cabeza eran único y monstruoso dolor.
—Al fin despiertas,baranina.- Ella ni siquiera pestañeó, hacerlo le provocaba un dolor infernal.
—Si vienes a continuar con e