Alexis:
Me apodero de sus cabellos, forzándola a besarme una y otra vez.
¡Por el amor de Dios!
La niñata va a enloquecerme.
Ella no lo sabe, no tiene ni la menor idea, pero es la criatura más intrigante y desconcertante que he conocido.
Me pudre el ánimo.
Hace un momento quería destriparla con mis propias manos y ahora fantaseo con empalarla con mi verga y follármela toda la noche.
Detengo mis besos y me mira con cara de odio.
Tontita…
Si ella supiera lo duro que me pone que me mire así, no lo haría.
—No vuelvas a mentirme y no vuelvas a quitarte mi anillo, Sofía.
Asiente en silencio.
—Confiésalo ahora. ¿Qué hiciste con él?
—Me lo acabas de devolver. ¿Para qué preguntas lo que ya sabes?- farfulla rebelde.
—¡Confiésalo, zorra!- mascullo, azotándole el culo.
—Se lo di a Licia.- balbucea, haciendo una mueca de dolor que me excita, huyendo de mi mirada, mientras la mantengo presa en mis brazos.
—¿Por qué?
Comprime sus labios rosados y continúa manteniendo su mirada lejos de mi rostro.
—El