El sonido de la lluvia volvió a resonar contra las ventanas del pequeño departamento. Era como si el cielo repitiera el mismo preludio cada vez que algo importante estaba por suceder.
Lucía aún dormía, envuelta entre las sábanas, ajena al torbellino que Alexander llevaba dentro.
Él llevaba toda la noche sin poder cerrar los ojos.
La imagen de Adrián sosteniendo a Lucía del brazo lo perseguía como una herida abierta. Y las palabras del artículo que había leído seguían repitiéndose en su mente como un eco insoportable.
"Adrián Montalvo… reconocido por su relación con la chef estrella Lucía Ramírez."
Esa frase era un golpe directo a su orgullo.
Lucía le había dicho la verdad, lo sabía. Pero eso no bastaba para calmar la furia que lo devoraba por dentro. Había dejado todo —nombre, fortuna, reputación— y ahora, ese hombre aparecía reclamando un lugar en la historia de la mujer que él había protegido.
Se vistió sin hacer ruido, con una calma engañosa. Tomó las llaves, cerró la puerta con cu