—Pues gracias.
Quiana se metió el dinero en el bolsillo del pantalón y sacó el celular pidiendo comida para todos.
—Comeremos más tarde.
Alejandro contestó riendo: —Casi no como nada más después de cenar.
—Vale, pues nada. Quizá sea porque hacemos mucho ejercicio y si no comemos algo después de la cena, siempre tenemos mucha hambre para dormir. Pero suelo ir a casa a comer porque mi mamá nos prepara las comidas.
Cuando Quiana terminó la llamada, se levantó y le dijo a Alejandro: —Vamos, los chicos tienen que seguir entrenando.
Los alumnos seguían en shock por ver a Alejandro ganarle a Ismael.
—Bien.
Antes de salir con Alejandro, Quiana les dijo a sus dos hermanos: —Alejandro y yo saldremos a dar un paseo, podéis irse a casa primero, no nos esperáis.
Ismael respondió: —Ok.
Quiana y Alejandro salieron del club.
En cuanto salieron, Quiana miró a Alejandro con gran admiración y le preguntó: —¿De quién aprendiste a boxear?
Al ver la admiración en los ojos de Quiana, Alejandro supo que había