Egbert se sentía profundamente solo, abandonado al cuidado de su hijo mientras esperaba el regreso de su esposa.
Esta vez, Camelia había viajado lejos y no tenía ni idea de cuándo volvería.
Egbert sabía que había viajado para ser la médica personal de William, con la misión de velar por su vida.
Otros ancianos la habían acompañado, lo que dejaba a Egbert poco margen para protestar.
—Volveré cuando el abuelo Loyal esté a salvo con la familia Stone.
Camelia pasó el brazo por el de su marido y dijo, —Pasa más tiempo con Victor mientras estoy fuera. Siento mucho a mi pobre hijo, sin su madre a su lado, aunque vive rodeado de lujos, solo está con la niñera.
—Estás tan ocupado que solo puedes estar con él por las noches.
Egbert no estaba de acuerdo con su esposa y dijo, —No tienes por qué lamentarte por él. Su origen familiar ya le ha dado una gran ventaja sobre muchos otros. En mi opinión, es muy afortunado.
—Con tu maestro cuidando de él, se olvidará de que tiene a su papá.
—Duerme con tu