El vuelo fue tranquilo y ameno; estábamos viendo los últimos detalles con Leandro sobre la nueva empresa que habíamos creado. S.L. Hoteles estaba siendo todo un éxito: comenzamos nuevas construcciones en algunas ciudades reconocidas y en otras que no lo son tanto.
Miré a Leandro de reojo mientras estábamos por aterrizar; sus nervios eran evidentes aunque tratara de disimularlos. No sabía el porqué, pero tenía aquella sensación de que algo extraño ocurriría, no de una mala manera, más bien algo que cambiaría por completo mi vida.
—¿Nervioso por ver a tu padre?
—Algo así, no lo veo desde hace unos meses y la verdad no esperaba verlo pronto —se reincorporó del asiento mientras reposaba sus brazos en sus piernas.
—¿Por qué me trajiste, Ricci? Aún no entiendo exactamente el porqué de todo esto —miré por la ventana viendo cómo la bella Italia me saludaba desde lo alto.
—Lamento decirte que es algo que no me corresponde mencionar, pero Matteo será quien te diga todo. De todas formas, es much