Capítulo 943
Daniel miró hacia el brillante sol... Por un momento sus ojos se estremecieron.

Pero mantuvo la calma aparente—Oh, eso... En realidad, a veces cuando hace buen tiempo, me duele el hombro. Je, la zona austral está junto al mar, el aire es húmedo, mientras haya un poco de humedad, este hombro mío está incómodo.

Soledad ya no sabía qué decir.

Su corazón se agitó con un sentimiento cálido al pensar en lo que había dicho Lucía:— Le gustas tanto, pero no sabe cómo expresarlo.

En su mundo, nadie lo expresaba así.

Era infantil y ridículo, pero cálido y conmovedor.

No importaba era la verdad o no, la herida de su hombro se debía a ella.

Actuaba para ella.

Soledad sonrió bajando la cabeza, la ya frágil defensa de su corazón se desmoronaba en este momento aún más.

—Soledad, por favor, perdóname esta vez—la voz de Daniel er baja, pero increíblemente sincera—. Te prometo que en el futuro nunca actuaré sin permiso. A partir de ahora, tú eres la única directora, la única guionista de mi vida, haré lo
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