Jorge parecía confiado y sus ojos brillaron al mencionar a Lucía: —Mi mujer es increíble. ¡Ante los problemas no se rinde y es muy tranquila!
—¡Así que voy a darle un asiento justo en medio del público para que pueda ver cómo su hombre le da una paliza a los demás!
Con eso, ¡debería sentir que él era su héroe y estar orgullosa!
Al pensar en ello, Jorge mostró una expresión diferente y las comisuras de sus labios se alzaron en una sonrisa satisfecha.
Abrió la puerta y salió de la cabina, ansioso por regresar a casa.
Samuel le miró la espalda aturdidamente por un rato. Luego dirigió una mirada impotente a Omar y Juan: —¿Está loco?
—¡Qué va!—Los dos se sintieron finalmente aliviados de no tener que disfrazarse y volvieron a la normalidad, riendo y bromeando con Samuel.
—¡Creo que sois los más falsos! ¡Queréis venir aquí pero fingís que no tenéis ganas!
—¡Tampoco quiero!—Omar se rio, —¡Jorge se ve muy imponente y nos hace sentir oprimidos!
—¡Entonces brindemos!— Samuel levantó su copa y pe