Tras un periodo de recuperación, su herida en la pierna sanó. Lucía no pudo esperar a trabajar antes de ir al hospital para una revisión.
Ann se alegró de verla: —¡Por fin has vuelto! No puedo trabajar bien sin tí sentada a mi lado todo este tiempo.—
Lucía sonrió: —Llevamos un tiempo sin vernos. ¡Tus palabras se hen vuelto más dulces!—
—¡Ay, realmente me siento culpable por ti! Si hubiera insistido antes en ir a esa cena contigo, no te habría hecho daño ese tipo...
Lucía se puso nerviosa y tiró de Ann hacia el pasillo menos concurrido.
—¿Esto... ya lo saben todos?
Ann miró a su alrededor y le dijo en voz baja: —En realidad, no. Nadie en la empresa sabe por qué de repente solicitaste la licencia de enfermedad. El director dijo que era porque te habías caído accidentalmente y te habías herido en la pierna. En aquel momento, todos queríamos ir juntos al hospital a verte, pero el director nos lo impidió.—
Lucía asintió con la cabeza en silencio.
El director no era una mala persona. Solo er