Emilio sudaba mucho. Se veía nervioso y tenía los ojos enrojecidos.
Al ver a Lucía corriendo hacia él, no pudo contener las lágrimas y se apresuró a agarrarla.
—¡Hermana, algo ha pasado en casa!
—¿Qué ha sucedido?
—Tu hermana...— Respiró con dificultad y continuó, —¡Joana ha traído a mucha gente a casa para echarnos afuera!—
A Lucía le zumbaron los oídos y su mente se quedó en blanco.
—¡Ha traído un montón de trabajadores para recobrar esa casa y redecorarla para su uso! Hermana, esa es la casa que tu padre le dio a nuestra madre, ¿no? ¿Quién es ella para arrebatarla?
El corazón de Lucía latía con fuerza. Entró en pánico, sin entender por qué Joana hizo esto.
—¡Volvamos primero!— Calmó a Emilio, —Hemos vivido en esa casa durante tantos años. No vamos a dejar que Joana se quede con ella. ¡Podría haber algún malentendido!—
—¿Cuál sería el malentendido? Joana es tan mala.— Emilio se sintió furioso, —Hoy ha traído a tanta gente a nuestra casa y me ha echado directamente... Ay, eran tantos