—La sopa que hace también es deliciosa —Lucía dijo.
—¡Es Lucía la que exagera! —Josefina colocó la olla de sopa sobre el salvamanteles, muy cerca de Andrés. Lo miró y siguió riendo—. ¡Bueno, ya están todos los platos! Espera, veo que a los jóvenes os gusta hacer fotos con el móvil antes de comer. ¿Es una moda popular? ¿Por qué no lo hacéis?
—¡Bueno, sí! —Carla respondió inmediatamente a la oferta—. ¡Los platos que hizo Josefina está llena de color y sabor, así que por supuesto tenemos que hacer fotos!
—Andrés —Josefina dio un codazo a él—. ¡No dejes que la señorita lo haga sola, hazlo tú por ella!
El rostro de Andrés cambió y levantó la vista bruscamente.
Josefina se sobresaltó ante el feroz destello de sus ojos e involuntariamente dio un paso atrás.
Pero esa mirada solo duró un instante.
Cuando Josefina recobró el sentido, Andrés había vuelto a ser el adolescente con una sonrisa en los labios.
—Lo siento mucho, mi teléfono está un poco atascado...
—¿Es así? —Lucía sonrió—. No parecías