Una extraña avería.
Durante toda la noche, acostado en su cama, Andrés pensaba en el futuro que podía tener al lado de Blanca, mientras su mirada exploraba por la ventana, y las dudas de si esto funcionaría o no, eran cada vez más fuertes.
  — ¿Valdrá la pena seguir luchando por esto Blanca? ¿O quizás deba alejarme de ti?— Pensaba mientras leía los mensajes de la bella Darla, y es que ella, lo había impactado con su bella sonrisa.
  A la mañana siguiente...
  Mientras todos desayunaban, Don Cheto le pidió a Andrés que lo llevará a comprar algunas cosas al pueblo vecino, y él sin ningún problema acepto la petición.
  Montándose en el carro, Andrés no paraba de revisar su celular, al mismo tiempo que conducía, y esto alteró muy pronto a Don Cheto, pues los años que tenía encima lo habían vuelto un hombre muy cauteloso.
  — Si vas a revisar el teléfono en vez de prestarle atención a la carretera, mejor avisame Andrés, y me bajo de una vez, no me quiero quedar chueco por culpa de ese aparato. ¿Quién despachar