**CAMILA**
Despierto con un sobresalto, abro los ojos y lo primero que veo es a Carter atada a una silla, un hilo de sangre corriéndole por la frente.
—¿Comandante? —susurro, la voz quebrada.
El cuarto es enorme, lujoso y frío, como una prisión disfrazada de palacio. El silencio me aplasta, tarda unos segundos en reaccionar, como si estuviera luchando por despertar. Pero al fin abre los ojos.
—¿Dónde demonios estamos? —su voz sale rasposa, áspera.
Niego lentamente, sintiendo que la desesperación me oprime el pecho.
—No lo sé —respondo con un hilo de voz—. Solo recuerdo que nos subieron a la camioneta… y después, nada.
Ella tira de las cuerdas con una furia contenida. Las venas se le marcan en los brazos, la soga le corta la piel, pero no se detiene. Esa mujer no nació para rendirse, ni siquiera en el infierno.
—Si este es mi final… —susurro con amargura— tal vez sea lo mejor. Quizá sea la forma de pagar todo lo que destruí.
—Escúchame, Camila —su tono es una mezcla de reproche y deter