91. Solo una advertencia
Nuria
Las palabras apenas habían salido de mi boca y Jenna ya me estaba jalando del brazo, como si supiera que un segundo más en esa casa sería suficiente para que yo explotara.
Mi cuerpo aún vibraba. De rabia. De deseo. De confusión.
El olor de Stefanos todavía pegado a mi piel.
La provocación de Johan aún quemándome en los oídos.
Y mi loba… esa salvaje cretina… todavía moviendo la cola, como si todo esto fuera parte de un ritual de apareamiento loco.
"Respira", dijo Jenna, mientras me guiaba por uno de los pasillos laterales de la mansión. "Estás temblando".
"Lo estoy intentando". Mi voz salió ronca, baja, como si no fuera totalmente mía. "Pero él me saca de quicio".
"¿Qué diablos pasó entre ustedes dos?"
"¿Johan?"
Ella asintió.
"Celos. Enfermos. El tío siempre fue solo suyo. Ahora, tiene que compartir la atención… y odia eso".
"Pero es natural que el Alfa encuentre una compañera".
"En teoría, sí". Suspiré. "¿En la práctica? Él no lo ve así. Para él, yo soy la intrusa. La invasora.