105. Prueba
Stefanos
El silencio después de la batalla fue corto.
La sangre aún escurría por las piedras del suelo cuando otro olor rasgó el aire.
Más lobos.
Esta vez… no errantes.
Pero tampoco nuestros.
Rylan se irguió a mi lado, aún en forma Lycan, los ojos fijos en la línea del bosque, donde el viento ya traía la verdad.
"Olor conocido...", gruñó. "Manada de Trevak."
Apreté los dientes.
La Manada de Trevak estaba en negociación con la Boreal desde hacía semanas. Querían nuestra protección. Querían acceso a nuestras tierras de caza en el norte. Querían alianza.
Pero al parecer… habían cambiado de opinión.
"Solon debe haber hecho una oferta mejor", murmuré, sintiendo mi furia reavivarse con aún más fuerza.
Surgieron de la maleza. Diez, quizás doce lobos transformados, todos en forma completa. Garras al descubierto. Gruñidos bajos. Las colas rectas en señal de ataque.
Al frente, dos machos que yo conocía de nombre:
Aren y Mirdal.
Lobos jóvenes. Ambiciosos. El tipo que quiere subir demasiado rápid