104. Bajo Ataque
Stefanos
La vajilla aún estaba sobre la mesa cuando sentí el primer escalofrío.
Nuria estaba a punto de hablar, sus labios entreabiertos, sus ojos fijos en los míos, lista para cuestionar lo que Rylan y yo habíamos sentido. Pero las palabras murieron en su garganta al instante en que la sirena rompió el silencio de la mansión.
El sonido cortó el aire como una cuchilla.
Largo. Estridente. Urgente.
La mesa vibró con el impacto de la alerta.
Me levanté al instante, la silla arrastrándose con violencia contra el suelo. Rylan ya estaba de pie, los ojos oscurecidos y atentos, reflejando la misma certeza que ardía bajo mi piel.
Ataque.
"¿Stefanos...?", susurró Nuria, la voz temblorosa, los dedos aún apretando la servilleta en su regazo.
Me giré hacia ella. Su rostro estaba pálido, la respiración corta. Pero ella sabía. Incluso sin que yo dijera nada, ella lo sentía.
"Al refugio". Mi voz salió firme, grave, irrefutable.
"Pero yo puedo…"
"No". Crucé la sala en dos pasos, sosteniendo su rostro