HARPER
Salí de la universidad un poco antes del mediodía para llegar a tiempo a la empresa y de ahí ir juntos a almorzar en el club.
Llevaba un vestido Chanel de tweed en un delicado rosa pastel. Las mangas eran largas y el cuello, en forma de V pronunciada, estaba ribeteado en negro y adornado con pequeños botones dorados que atrapaban la luz con sutileza. Lo complementaba con una boina y unas zapatillas de tacón del mismo tono rosado, en contraste con unas medias veladas negras que acentuaban la sofisticación del conjunto.
Demasiado elegante y refinado para una simple comida con mi padre, pero ella lo justificó con una sola frase: “Todo debe salir perfecto”.
Caminé entre los pasillos del piso veintiocho. Grace